En este mes de conmemoración a la madre, vale la pena recordar lo que significa reflexionar y celebrar esta relación.

Probablemente la madre es la persona más icónica en nuestra vida, por ser quien nos trajo al mundo y por todo lo que recibimos de ella, que marca nuestra personalidad, nuestras decisiones y el universo interno que llevamos.

Si bien la maternidad es un tema muy amplio y en la actualidad hasta cuestionado, no podemos dejar de lado que la madre cifra nuestra vida, comportamientos, pensamientos y sentimientos. Ser madre es una tarea compleja, la decisión de querer serlo y hacer lo mejor posible con ello, es más desafiante aún, otras dirán que prefieren no serlo, cualquier posición es válida y digna de ser respetada. La cuestión es, pensar cómo esta relación que tenemos o tuvimos con ella, nos moldea, nos transforma y nos motiva a cambiarnos y reinventarnos, para ser mejores personas.

De la madre recibimos las primeras respuestas de la vida y la interpretación del mundo real, dependiendo de cómo fue y el significado que le otorguemos a esto, dirá mucho de la persona en quien nos convertimos o la persona que queremos dejar de ser.

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El tiempo para muchos ha mostrado que siempre necesitaremos de ella, quienes no la tuvieron a su lado o la perdieron por diversas circunstancias, probablemente sentirán un vacío profundo, incluso aquellos que nunca la conocieron. Para muchas personas será una fortuna tenerla aún a su lado, para otros podrá ser indiferente o tendrán un sentimiento inmovilizado por la cotidianidad, sin embargo, en el momento actual, donde la pandemia ha decidido que no quiere soltarnos, darnos el tiempo obligatorio para reflexionar y celebrar a la relación que tenemos con nuestra madre, es un tema de importancia que merece ser nombrado e interiorizado.

¿Cuánta carga hemos puesto sobre la madre?, tal vez no haya una respuesta clara o cuantitativa para ello, pero podríamos decir que es mucha, no solo en lo material, sino en lo emocional. El mundo le ha reclamado y le ha puesto la responsabilidad de todo lo que sucede, y claro, si lo analizáramos fríamente, resultaría ser real en gran parte, ya que el cariño, apoyo, protección, rechazo o abandono, que ella pueda dar, marca para siempre la vida de un ser humano.

El tiempo ha ido cambiando, moldeando y modificando el rol de la madre, aunque muchos aspectos seguirán siendo los mismos y vitales, no podemos negar que su presencia o ausencia nos marca profundamente. A toda esa carga real, simbólica, tangible e intangible que tiene la madre en la vida de sus hijas e hijos, vale darle un giro, para que ahora más que nunca, podamos evolucionar como humanidad, reconociendo en la madre la oportunidad que tenemos para ser mejores personas, entender e interiorizar que cada madre hizo todo lo que pudo con la información y los recursos que tuvo en el momento que trajo a sus hijas e hijos a la vida.

Es momento de mirarnos hacia adentro, responsabilizarnos de lo que somos y hacemos, sanar ese cordón umbilical que nos impide trascender y decirnos sin miedo a equivocarnos, que lo que somos y hacemos, no tiene porqué ser solo un producto de su formación, su presencia o ausencia, sino que tenemos la oportunidad de elegir ser nuestra mejor versión, con todo lo que ella nos deja y obsequia, incluso si ya no está físicamente.

A este amplio universo llamado madre, desde Petra´s conmemoramos el día de la madre, como el símbolo que nos inspira a tomar lo positivo, a construirnos, reconstruirnos y mirar todo lo que nos motive a escribir nuestras propias historias.